Cada vez que leo tu post no puedo evitar emocionarme y que me corra una sensación casi indescriptible.
Casi: porque me siento querido, admirado y tantas otras cosas que me faltan palabras para expresar esto que siento.
Siempre creí poco en mí y con algunas ideas medio surrealistas me miraba y miraba a los demás, pero vos lograste dar vuelta todo eso con tus consejos. Desde que fuimos creciendo hice todo lo posible para que confiaras en mí porque necesitaba hacerte saber que podías contar conmigo. Te empecé a admirar y sentí deseos de imitarte porque te estabas conviertiendo en la gran persona que ahora sos. Todavía lo sigo haciendo porque ahora quiero seguirte hasta México.
Me acuerdo de todo lo que contás y esa sensación de tener un cómplice para las cosas más pequeñas de la vida, que son las que nos hacen crecer, y las grandes, que nos definen como personas, son sentimientos únicos que se comparten con muy pocos en la vida.
Y por si fuera poco me prestaste atención y recordás algunas historias deportivas que inconcientemente me confirmaron que por ahí era el camino. Y que escribas que pudiste aprender algo de mí, wuau.
También sos parámetro para todas las personas que conozco, porque si no tienen una milésima de vos, entonces, son descartables.
Porque te adoro se me revuelven las tripas si llorás.
Y aunque hoy estemos un poquito lejos no lo siento así, porque cuando te llamo y me decís "hola cuchino", estamos más cerca de lo que creés.
Estoy muy feliz por lo que logramos, porque ser hermanos es un vínculo enorme pero además somos amigos. Ya tengo treinta y muchos retos que afrontar y decisiones difíciles que tomar, pero te tengo para que me escuches, uff, que alivio!!!!
Gracias por existir y por elegir ser " la hermanita del keké".
Casi: porque me siento querido, admirado y tantas otras cosas que me faltan palabras para expresar esto que siento.
Siempre creí poco en mí y con algunas ideas medio surrealistas me miraba y miraba a los demás, pero vos lograste dar vuelta todo eso con tus consejos. Desde que fuimos creciendo hice todo lo posible para que confiaras en mí porque necesitaba hacerte saber que podías contar conmigo. Te empecé a admirar y sentí deseos de imitarte porque te estabas conviertiendo en la gran persona que ahora sos. Todavía lo sigo haciendo porque ahora quiero seguirte hasta México.
Me acuerdo de todo lo que contás y esa sensación de tener un cómplice para las cosas más pequeñas de la vida, que son las que nos hacen crecer, y las grandes, que nos definen como personas, son sentimientos únicos que se comparten con muy pocos en la vida.
Y por si fuera poco me prestaste atención y recordás algunas historias deportivas que inconcientemente me confirmaron que por ahí era el camino. Y que escribas que pudiste aprender algo de mí, wuau.
También sos parámetro para todas las personas que conozco, porque si no tienen una milésima de vos, entonces, son descartables.
Porque te adoro se me revuelven las tripas si llorás.
Y aunque hoy estemos un poquito lejos no lo siento así, porque cuando te llamo y me decís "hola cuchino", estamos más cerca de lo que creés.
Estoy muy feliz por lo que logramos, porque ser hermanos es un vínculo enorme pero además somos amigos. Ya tengo treinta y muchos retos que afrontar y decisiones difíciles que tomar, pero te tengo para que me escuches, uff, que alivio!!!!
Gracias por existir y por elegir ser " la hermanita del keké".